La salida de Tim Purpura y
Phil Garner de la cabecera de los Astros de Houston no es más que un intento
del dueño para hacerle llegar a los fanáticos el siguiente mensaje: “Me importa
el equipo”. Se pudiese pensar que la salida de estos dos personajes es injusta,
porque con ellos al frente de los destinos de la organización el equipo llegó a
su primera Serie Mundial.
Sin embargo, Drayton McLane no
quiso esperar a que la fanaticada se alebrestara e hiciera algo como lo hecho
por los seguidores de los Orioles de Baltimore, quienes han empezado a
boicotear a la gerencia del equipo, con continuos mensajes y hasta llamando a
no visitar más el Oriol Park at Camden Yard. En Houston aún no se llega a eso,
pero es mejor prevenir que lamentar.
Además, también esta
jamaqueada que se realizó permitirá inyectarle cierta energía al resto de los
jugadores. Cecil Cooper, llamado a asumir el puesto de Garner, tendrá la
oportunidad de dirigir el plantel por lo que resta de campaña y de esta forma
audicionar para el puesto a tiempo completo a partir de 2008. Tal Smith, el
sucesor de Purpura, esperará mientras dure su interinato continuar con el
proceso de desarrollo de peloteros que implementó el gerente saliente.
¿Funcionarán estos cambios? Es
imposible saberlo. Quizás Houston se meta un par de rachas de más de cinco o
más éxitos y terminen de nuevo cerca de llegar al playoffs o hasta en él. Pero
aún falta un mes por jugar y muchas cosas podrían pasar.
No obstante, y sin importar
qué es lo que pudiese pasar, al menos los Astros desean encaminar su nave hacia
un nuevo camino, que se diferencie del tumultuoso
que se puso frente al equipos, luego que estuvieron disputando el título de
campeones en 2005.